domingo, 27 de agosto de 2017

Logística y Medio Ambiente


LOGÍSTICA Y MEDIO AMBIENTE
La logística, su impacto ambiental y su uso como herramienta sustentable
En la actualidad, el cuidado del medio ambiente es un tema prioritario dentro de la sociedad y esta prioridad se plantea dentro de los ámbitos productivos y de transporte.
La logística a lo largo de toda la cadena de abastecimiento, presenta una gran cantidad de actividades que afectan el medio ambiente, pero del mismo modo, es capaz de aportar soluciones que contribuyan a disminuir el efecto causado por su propia actividad y a los causados por los procesos productivos.
Podemos separar dos actividades principales dentro de la logística que son las de mayor impacto sobre el medio ambiente, una de ellas es la de producción y manufactura de materias primas y la otra el transporte, que a su vez se puede dividir en urbano e interurbano.
El sector de las empresas manufactureras es el que abarca el área de la producción, manufactura y transporte urbano, es decir, la entrega puerta a puerta de productos de poco volumen dentro del ámbito de las ciudades comprendidas en la misma zona geográfica.
El  transporte interurbano, se da en su mayoría con las exportaciones que realizan  los grandes productores y su traslado hacia los puertos de salida, y consiste en  el  transporte multimodal  de grandes volúmenes como por ejemplo granos o minerales, mayoritariamente a través del modo terrestre, ya sea automotor o ferroviario, dentro del territorio nacional y por vía marítima, hacia los mercados extranjeros.
En el caso de las empresas, deben responder a las exigencias cada vez mayores, tanto las legales como las que plantean los propios clientes y encontrar en la  logística la herramienta necesaria para hacer frente a estos nuevos desafíos que se le presentan, de la manera más eficiente. Hay dos ramas de la logística moderna que aportan sus procesos para el cuidado del medio ambiente, las llamadas logística verde y logística inversa.
La logística verde consiste fundamentalmente en reducir el impacto ecológico que producen los distintos procesos logísticos, como puede ser el agregado de valor a través de la manufactura de materias primas, en los envases y embalajes y en los residuos que se generan.
La logística inversa consiste en el proceso de recolectar y recuperar los distintos productos o envases de los mismos, para darle valor o asegurar su correcta eliminación, esto se logra dentro de las actividades de reciclaje, reutilización, remanufacturación y disposición final.[1]
Dentro de la llamada logística verde, las empresas, en el marco de los procesos internos en la cadena de valor, necesitan ajustar los procesos logísticos para lograr una optimización de los recursos que les permita ahorrar tiempo y energía. Las normas de calidad, como la ISO 9001[2], aportan a la empresa que la certifica, un estándar de calidad y de procesos que asegura un proceso productivo capaz de lograr la disminución de sus tiempos y un menor consumo de energía, haciéndolo más sustentable. Del mismo modo en el proceso productivo es necesario medir que impacto ambiental provoca la actividad realizada, y cómo se debe actuar de acuerdo a la legislación vigente y bajo el concepto de responsabilidad social que hoy enfrentan las empresas.
Un nuevo concepto dentro de la logística verde, es la llamada Huella de Carbono (contemplada en la norma ISO 14067 del año 2013[3]) que consiste en medir las emanaciones de dióxido de carbono que cada proceso, dentro de la cadena de abastecimiento, realiza hacia el medio ambiente. La medición de estas emanaciones, conocidas como los gases de efecto invernadero (GEI) es la que permite encontrar los puntos más críticos y buscar las soluciones para reducirlos. Algunas medidas para ello, son la incorporación de nueva tecnología en maquinarias, cambios en embalajes por materias reciclables, el control y gestión de los desechos generados y la optimización del transporte.
La logística inversa es la que aporta la posibilidad de planificar el circuito de recuperación de los productos o envases utilizados, desde el cliente final hacia la empresa. Una correcta planificación logrará la eficiencia que permitirá disminuir los costos asociados a este proceso y asegurar el correcto destino final de los materiales reingresados.
Una de las herramientas con que se cuenta para el correcto seguimiento de estos materiales es la trazabilidad, que nos permite conocer la ubicación del producto a través de toda la cadena de abastecimiento, conociendo el lugar en que se encuentra en cada preciso momento y seguirlo cuando es necesario hasta el reingreso y su destino final, para lo que se cuenta con una identificación única del producto que permite su correcta identificación y registro.
En el ámbito empresarial, la implementación de esta logística verde, que en un principio parece solo un gasto, se convierte en una inversión, ya que favorece a crear un nuevo circuito de reciclaje generador de materias primas, o recuperador de productos y al mismo tiempo destaca la imagen de la empresa a través de su compromiso social y ambiental.
La otra actividad fundamental de gran impacto ambiental es el transporte, que lo encontramos asociado a  varios  procesos de la cadena de abastecimiento. En un ámbito urbano y dentro de un canal de comercio minorista, puede ser desde su origen en el proveedor hasta la entrega en los almacenes, entre sí en distintos almacenes o en la entrega final al cliente. Y en un ámbito mayormente interurbano, donde se destacan los productos para exportaciones, que se da en el traslado desde el  productor a los puertos de salida de los productos. Se estima que para el año 2050 el transporte emitirá el 50 % de dióxido de carbono hacia el medio ambiente. Por esta fuerte incidencia es necesario contar con un transporte eficiente y sustentable.
Cuando se trata de distribución en el mercado interno o externo a clientes de cortas distancias y en zonas urbanas, es casi exclusivo el transporte automotor, el cual presenta un alto grado de emisión de gases de efecto invernadero, un mayor consumo de combustible,  congestión en el transito dentro de las ciudades y una alta contaminación sonora. Para estos casos solo es posible disminuir estos impactos, a través de una más eficiente planificación, que lleva a disminuir la cantidad de viajes realizados, lo que se puede lograr con la instalación de centros de distribución, estaciones de transferencia de carga o zonas logísticas, todas opciones que permiten el agrupamiento de cargas por zonas de despacho, que llevará a disminuir la cantidad de  unidades de transporte necesarias[4]. Por ejemplo si una empresa cuenta con varios almacenes y distribuye desde todos ellos, los podría agrupar en un centro de distribución, esto permitiría disminuir la cantidad de viajes a realizar, optimizando tanto sus despachos como así también disminuir el impacto sobre el medio ambiente.
En el caso de cargas a granel de grandes productores, el gran problema que se presenta hoy es que la matriz modal de carga se encuentra mayormente realizada por el transporte automotor, cuya participación hoy está en el orden del 90 % y solo el 5 % abarcada por el transporte ferroviario, el cual sería el modo más eficiente y económico para este tipo de cargas y para las grandes distancias que en nuestro país separan los centros de producción de los puertos exportadores.
Estos porcentajes de  participación dentro de la matriz de carga, hacen que la mayor parte del transporte se efectúe a un mayor costo tanto a nivel de los costos directos como de las externalidades. Las externalidades representan los distintos impactos que provoca la operación o el transporte sobre los distintos aspectos del medio ambiente, entre las principales, se pueden mencionar a  la accidentalidad, la contaminación atmosférica, la contaminación sonora y el cambio climático.
  Para el caso de los costos directos, según datos de la FADEEAC (Federación de empresas de automotor de carga) para el transporte automotor y de la CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte) para el ferrocarril, las tarifas de este son del orden de un 40 % mas económicas que la del camión, y además en el consumo de combustible, el tren tiene un rendimiento en toneladas transportadas de hasta 4 veces más que el camión, lo que implica un costo mucho menor y al mismo tiempo disminuye significativamente las emanaciones de dióxido de carbono hacia la atmosfera.
En torno a las externalidades, el ferrocarril es un modo más eficiente y sustentable, ya que como recién enumerábamos, su menor consumo de combustible provoca una menor contaminación atmosférica. Debido a que una formación de tren, equivale a 50 camiones, produce una menor contaminación sonora y evita las congestiones en rutas y ciudades y al mismo tiempo reduce la accidentalidad. El consumo de energía del camión es tres veces mayor que el ferrocarril. La asociación latinoamericana de ferrocarriles (ALAF) en el año 2003 confeccionó un manual de externalidades, tomando unos coeficientes que permitieran poner valor a estas prácticas[5]. Basado en este manual, el profesor Roccatagliata en su libro Los ferrocarriles en la Argentina, realiza un análisis de cuál sería el ahorro producido si la matriz de carga variara en un 1 % en favor del ferrocarril y arrojó como resultado que se ahorrarían al año 75 millones de dólares[6]. Esto pone de manifiesto la importancia de comenzar a migrar hacia una matriz modal con mayor participación del ferrocarril.
En conclusión es necesario que la logística pueda brindar soluciones y dar las herramientas necesarias para la conservación del medio ambiente. Dentro del ámbito de las empresas, a través de la optimización de los procesos productivos, de circuitos logísticos internos y externos que permitan menor cantidad de viajes de transporte y al mismo tiempo la recuperación de materiales para su posterior reciclado, reutilización o disposición final y el cumplimiento de la normativa ambiental correspondiente, todo esto enmarcado dentro de la responsabilidad social que las empresas deben asumir ante estos nuevos desafíos.
En el ámbito público, es necesario instrumentar las políticas necesarias así como también disponer de las inversiones para la realización de obras de infraestructura, que permitan al sector productivo, disminuir sus costos logísticos y al mismo tiempo, migrar la matriz de transporte hacia una más eficiente y sustentable, en un marco multimodal y a través de la utilización de los distintos modos dentro de las actividades en las cuales sus ventajas son mayores e intensificando el uso de medios más amigables con el medio ambiente, menos contaminantes y con mayor ahorro de energía.
Para lograr esto es necesario que todos los actores involucrados actúen en conjunto, dentro de un marco normativo moderno y actualizado, que brinde igualdad y equidad comercial y que asegure a la sociedad poder vivir en un medio ambiente más seguro y limpio, tal como lo establece nuestra Constitución Nacional.

                                                                       Miguel Ángel Lobosco
                                                           Licenciado en Planificación Logística, UNLa
                                                                       miguellobosco@hotmail.com



[1] Adenso Díaz, “Logística Inversa y Medio Ambiente”, Mcgraw-Hill, España, 2004, Pag.48
[2] Norma ISO 9001, Sistema de Gestión de Calidad, ISO, 2000
[3] Norma ISO 14067, Gases de Efecto Invernadero, ISO, 2013
[4] La Logística como instrumento para luchar contra el cambio climático, Estudio del Parlamento Europeo, Bruselas, 2010, Pag.15
[5] Manual de Valorización de Externalidades del transporte terrestre, ALAF, Argentina, 2003
[6] ROCCATAGLIATA, JUAN ALBERTO: Los Ferrocarriles en la Argentina Buenos Aires, Eudeba, 2012