LOGÍSTICA Y MEDIO AMBIENTE
La logística, su impacto ambiental y su uso como herramienta
sustentable
En la
actualidad, el cuidado del medio ambiente es un tema prioritario dentro de la
sociedad y esta prioridad se plantea dentro de los ámbitos productivos y de
transporte.
La logística a lo largo de toda
la cadena de abastecimiento, presenta una gran cantidad de actividades que
afectan el medio ambiente, pero del mismo modo, es capaz de aportar soluciones
que contribuyan a disminuir el efecto causado por su propia actividad y a los
causados por los procesos productivos.
Podemos separar dos actividades
principales dentro de la logística que son las de mayor impacto sobre el medio
ambiente, una de ellas es la de producción y manufactura de materias primas y
la otra el transporte, que a su vez se puede dividir en urbano e interurbano.
El sector de las empresas
manufactureras es el que abarca el área de la producción, manufactura y transporte
urbano, es decir, la entrega puerta a puerta de productos de poco volumen
dentro del ámbito de las ciudades comprendidas en la misma zona geográfica.
El transporte interurbano, se da en su mayoría
con las exportaciones que realizan los
grandes productores y su traslado hacia los puertos de salida, y consiste
en el
transporte multimodal de grandes
volúmenes como por ejemplo granos o minerales, mayoritariamente a través del
modo terrestre, ya sea automotor o ferroviario, dentro del territorio nacional
y por vía marítima, hacia los mercados extranjeros.
En el caso de las empresas, deben
responder a las exigencias cada vez mayores, tanto las legales como las que
plantean los propios clientes y encontrar en la
logística la herramienta necesaria para hacer frente a estos nuevos
desafíos que se le presentan, de la manera más eficiente. Hay dos ramas de la
logística moderna que aportan sus procesos para el cuidado del medio ambiente,
las llamadas logística verde y logística inversa.
La logística verde consiste
fundamentalmente en reducir el impacto ecológico que producen los distintos
procesos logísticos, como puede ser el agregado de valor a través de la
manufactura de materias primas, en los envases y embalajes y en los residuos
que se generan.
La logística inversa consiste en
el proceso de recolectar y recuperar los distintos productos o envases de los
mismos, para darle valor o asegurar su correcta eliminación, esto se logra
dentro de las actividades de reciclaje, reutilización, remanufacturación y
disposición final.[1]
Dentro de la llamada logística
verde, las empresas, en el marco de los procesos internos en la cadena de valor,
necesitan ajustar los procesos logísticos para lograr una optimización de los
recursos que les permita ahorrar tiempo y energía. Las normas de calidad, como
la ISO 9001[2], aportan
a la empresa que la certifica, un estándar de calidad y de procesos que asegura
un proceso productivo capaz de lograr la disminución de sus tiempos y un menor
consumo de energía, haciéndolo más sustentable. Del mismo modo en el proceso
productivo es necesario medir que impacto ambiental provoca la actividad
realizada, y cómo se debe actuar de acuerdo a la legislación vigente y bajo el
concepto de responsabilidad social que hoy enfrentan las empresas.
Un nuevo concepto dentro de la
logística verde, es la llamada Huella de Carbono (contemplada en la norma ISO
14067 del año 2013[3]) que
consiste en medir las emanaciones de dióxido de carbono que cada proceso,
dentro de la cadena de abastecimiento, realiza hacia el medio ambiente. La
medición de estas emanaciones, conocidas como los gases de efecto invernadero
(GEI) es la que permite encontrar los puntos más críticos y buscar las soluciones
para reducirlos. Algunas medidas para ello, son la incorporación de nueva tecnología
en maquinarias, cambios en embalajes por materias reciclables, el control y gestión
de los desechos generados y la optimización del transporte.
La logística inversa es la que
aporta la posibilidad de planificar el circuito de recuperación de los
productos o envases utilizados, desde el cliente final hacia la empresa. Una
correcta planificación logrará la eficiencia que permitirá disminuir los costos
asociados a este proceso y asegurar el correcto destino final de los materiales
reingresados.
Una de las herramientas con que
se cuenta para el correcto seguimiento de estos materiales es la trazabilidad,
que nos permite conocer la ubicación del producto a través de toda la cadena de
abastecimiento, conociendo el lugar en que se encuentra en cada preciso momento
y seguirlo cuando es necesario hasta el reingreso y su destino final, para lo
que se cuenta con una identificación única del producto que permite su correcta
identificación y registro.
En el ámbito empresarial, la
implementación de esta logística verde, que en un principio parece solo un
gasto, se convierte en una inversión, ya que favorece a crear un nuevo circuito
de reciclaje generador de materias primas, o recuperador de productos y al
mismo tiempo destaca la imagen de la empresa a través de su compromiso social y
ambiental.
La otra actividad fundamental de
gran impacto ambiental es el transporte, que lo encontramos asociado a varios
procesos de la cadena de abastecimiento. En un ámbito urbano y dentro de
un canal de comercio minorista, puede ser desde su origen en el proveedor hasta
la entrega en los almacenes, entre sí en distintos almacenes o en la entrega
final al cliente. Y en un ámbito mayormente interurbano, donde se destacan los
productos para exportaciones, que se da en el traslado desde el productor a los puertos de salida de los
productos. Se estima que para el año 2050 el transporte emitirá el 50 % de
dióxido de carbono hacia el medio ambiente. Por esta fuerte incidencia es
necesario contar con un transporte eficiente y sustentable.
Cuando se trata de distribución
en el mercado interno o externo a clientes de cortas distancias y en zonas
urbanas, es casi exclusivo el transporte automotor, el cual presenta un alto
grado de emisión de gases de efecto invernadero, un mayor consumo de
combustible, congestión en el transito
dentro de las ciudades y una alta contaminación sonora. Para estos casos solo
es posible disminuir estos impactos, a través de una más eficiente
planificación, que lleva a disminuir la cantidad de viajes realizados, lo que
se puede lograr con la instalación de centros de distribución, estaciones de
transferencia de carga o zonas logísticas, todas opciones que permiten el
agrupamiento de cargas por zonas de despacho, que llevará a disminuir la
cantidad de unidades de transporte
necesarias[4].
Por ejemplo si una empresa cuenta con varios almacenes y distribuye desde todos
ellos, los podría agrupar en un centro de distribución, esto permitiría
disminuir la cantidad de viajes a realizar, optimizando tanto sus despachos
como así también disminuir el impacto sobre el medio ambiente.
En el caso de cargas a granel de
grandes productores, el gran problema que se presenta hoy es que la matriz
modal de carga se encuentra mayormente realizada por el transporte automotor,
cuya participación hoy está en el orden del 90 % y solo el 5 % abarcada por el
transporte ferroviario, el cual sería el modo más eficiente y económico para
este tipo de cargas y para las grandes distancias que en nuestro país separan
los centros de producción de los puertos exportadores.
Estos porcentajes de participación dentro de la matriz de carga,
hacen que la mayor parte del transporte se efectúe a un mayor costo tanto a
nivel de los costos directos como de las externalidades. Las externalidades
representan los distintos impactos que provoca la operación o el transporte
sobre los distintos aspectos del medio ambiente, entre las principales, se
pueden mencionar a la accidentalidad, la
contaminación atmosférica, la contaminación sonora y el cambio climático.
Para el
caso de los costos directos, según datos de la FADEEAC (Federación de empresas
de automotor de carga) para el transporte automotor y de la CNRT (Comisión
Nacional de Regulación del Transporte) para el ferrocarril, las tarifas de este
son del orden de un 40 % mas económicas que la del camión, y además en el
consumo de combustible, el tren tiene un rendimiento en toneladas transportadas
de hasta 4 veces más que el camión, lo que implica un costo mucho menor y al
mismo tiempo disminuye significativamente las emanaciones de dióxido de carbono
hacia la atmosfera.
En torno a las externalidades, el
ferrocarril es un modo más eficiente y sustentable, ya que como recién
enumerábamos, su menor consumo de combustible provoca una menor contaminación
atmosférica. Debido a que una formación de tren, equivale a 50 camiones,
produce una menor contaminación sonora y evita las congestiones en rutas y
ciudades y al mismo tiempo reduce la accidentalidad. El consumo de energía del
camión es tres veces mayor que el ferrocarril. La asociación latinoamericana de
ferrocarriles (ALAF) en el año 2003 confeccionó un manual de externalidades,
tomando unos coeficientes que permitieran poner valor a estas prácticas[5].
Basado en este manual, el profesor Roccatagliata en su libro Los ferrocarriles
en la Argentina, realiza un análisis de cuál sería el ahorro producido si la
matriz de carga variara en un 1 % en favor del ferrocarril y arrojó como
resultado que se ahorrarían al año 75 millones de dólares[6].
Esto pone de manifiesto la importancia de comenzar a migrar hacia una matriz
modal con mayor participación del ferrocarril.
En conclusión es necesario que la
logística pueda brindar soluciones y dar las herramientas necesarias para la
conservación del medio ambiente. Dentro del ámbito de las empresas, a través de
la optimización de los procesos productivos, de circuitos logísticos internos y
externos que permitan menor cantidad de viajes de transporte y al mismo tiempo
la recuperación de materiales para su posterior reciclado, reutilización o
disposición final y el cumplimiento de la normativa ambiental correspondiente,
todo esto enmarcado dentro de la responsabilidad social que las empresas deben
asumir ante estos nuevos desafíos.
En el ámbito público, es
necesario instrumentar las políticas necesarias así como también disponer de
las inversiones para la realización de obras de infraestructura, que permitan
al sector productivo, disminuir sus costos logísticos y al mismo tiempo, migrar
la matriz de transporte hacia una más eficiente y sustentable, en un marco
multimodal y a través de la utilización de los distintos modos dentro de las
actividades en las cuales sus ventajas son mayores e intensificando el uso de
medios más amigables con el medio ambiente, menos contaminantes y con mayor
ahorro de energía.
Para lograr esto es necesario que
todos los actores involucrados actúen en conjunto, dentro de un marco normativo
moderno y actualizado, que brinde igualdad y equidad comercial y que asegure a
la sociedad poder vivir en un medio ambiente más seguro y limpio, tal como lo
establece nuestra Constitución Nacional.
Miguel
Ángel Lobosco
Licenciado
en Planificación Logística, UNLa
miguellobosco@hotmail.com
[1] Adenso
Díaz, “Logística Inversa y Medio
Ambiente”, Mcgraw-Hill, España, 2004, Pag.48
[2] Norma
ISO 9001, Sistema de Gestión de Calidad, ISO, 2000
[3] Norma
ISO 14067, Gases de Efecto Invernadero, ISO, 2013
[4] La
Logística como instrumento para luchar contra el cambio climático, Estudio del
Parlamento Europeo, Bruselas, 2010, Pag.15
[5] Manual
de Valorización de Externalidades del transporte terrestre, ALAF, Argentina,
2003
[6] ROCCATAGLIATA,
JUAN ALBERTO: Los Ferrocarriles en la Argentina Buenos Aires, Eudeba, 2012